El Señor le regala a Pedro, Santiago y Juan este momento de consuelo en donde la presencia divina parece casi palparse.
¿En mi historia de salvación reconozco algunos momentos de consuelo en los que he sentido cuidado, amor y profunda alegría?. Vuelvo a pasar por el corazón esos momentos de profundo amor y consuelo…
En este evangelio Jesús muestra su divinidad y lo hace junto a Elías y a Moisés. El amor de Dios que se fue manifestando a lo largo del Antiguo Testamento llega a su plenitud en Jesús.
El mundo sigue y tiene muchas necesidades. En los momentos felices de la vida Dios nos regala esas gracias para poder transmitirlas a los demás y para que en los momentos de oscuridad lo recordemos y confiemos en El transmitiendo esperanza.
Qué bien se está aquí,
donde la palabra acaricia
y la presencia sostiene.
Donde el calor abraza
y fluye el afecto.
Donde el amor se vive
y la justicia es posible.
Qué bien se está,
lejos de gritos y guerras vanas,
dejando que el trueno se apague
y la alegría se vuelva baile.
Pero toca regresar
a la tierra de todos,
donde el fragor cotidiano
es más áspero y duro.
Toca volver,
a los conflictos pendientes,
a las heridas abiertas
a la verdad peleada,
a las preguntas que muerden,
a los nombres difíciles,
para sembrar el mundo
de evangelio y esperanza.
(José María Rodríguez Olaizola)
A lo largo de la semana podemos detenernos y pasar por el corazón este anhelo ; “Señor, que te conozca como Tu eres”. Luego, hacemos silencio y escuchamos : Dios hablará…
Fuente: Rezando voy